Lesiones de la médula espinal:

Son daños al tejido medular, ya sea por trauma, enfermedad o malformación, que afectan la transmisión de señales entre el cerebro y el resto del cuerpo. Estas lesiones pueden resultar en pérdida parcial o completa de la función motora, sensorial o ambas, dependiendo de la gravedad y la ubicación del daño.
Tipos de lesiones según el nivel de daño:
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Paraplejía: Pérdida de función en las extremidades inferiores y el tronco inferior.
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Tetraplejía (o cuadriplejía): Pérdida de función en las extremidades superiores e inferiores, además del tronco, debido a daño en la médula cervical.
Causas comunes:
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Traumatismos: Accidentes automovilísticos, caídas, lesiones deportivas.
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Enfermedades: Tumores, mielitis transversa, esclerosis múltiple.
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Malformaciones congénitas: Como la espina bífida.
Características principales:
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Parálisis: Total o parcial, dependiendo de la ubicación y severidad del daño.
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Pérdida de sensibilidad: Puede incluir incapacidad para sentir calor, frío o dolor.
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Disfunción vesical e intestinal: Incontinencia urinaria y/o fecal.
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Espasticidad muscular: Rigidez o movimientos involuntarios de los músculos.
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Dolor neuropático: Dolor causado por el daño a los nervios.
Estrategias de Intervención en Alumnos con Lesiones de la Médula Espinal
Adaptaciones físicas y del entorno:
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Accesibilidad: Rampas, elevadores y baños adaptados para sillas de ruedas.
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Mobiliario ajustable: Mesas y sillas ergonómicas que faciliten la postura y el acceso a los materiales escolares.
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Tecnología asistiva: Sillas de ruedas eléctricas, dispositivos de voz, teclados adaptados o control ocular para el uso de computadoras.
Apoyo médico y terapéutico:
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Fisioterapia: Ejercicios para mantener la movilidad en las áreas no afectadas y prevenir complicaciones como contracturas o úlceras por presión.
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Terapia ocupacional: Habilidades motoras finas y adaptaciones para actividades cotidianas, como escribir o comer.
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Rehabilitación vesical e intestinal: Programas supervisados por especialistas para manejar las funciones eliminatorias.
Estrategias pedagógicas:
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Plan educativo personalizado (PEP): Adaptar los objetivos educativos a las capacidades del alumno.
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Uso de tecnología: Tablets, dictado por voz o programas de aprendizaje virtual para compensar limitaciones físicas.
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Flexibilidad en tiempos: Permitir más tiempo para completar tareas o pruebas.
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Enseñanza multisensorial: Utilizar recursos visuales y auditivos para facilitar el aprendizaje.
Inclusión social y actividades adaptadas:
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Sensibilización de la comunidad escolar: Promover empatía y respeto entre compañeros y maestros.
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Participación en actividades grupales: Adaptar juegos y dinámicas para que el alumno pueda integrarse.
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Deportes adaptados: Boccia, natación, o atletismo en silla de ruedas.
Apoyo emocional y psicológico:
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Psicoterapia: Para manejar el impacto emocional de la lesión y fomentar la resiliencia.
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Reforzar la autoestima: Reconocer logros y fomentar la autonomía.
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Red de apoyo: Trabajo conjunto entre la familia, la escuela y los terapeutas.
Monitoreo de la salud y prevención de complicaciones:
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Cuidado de la piel: Para prevenir úlceras por presión.
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Control de espasticidad: A través de fisioterapia o medicamentos.
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Atención médica regular: Seguimiento con especialistas para manejar posibles complicaciones.
Colaboración interdisciplinaria:
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Equipo multidisciplinario: Incluir médicos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, psicólogos y maestros.
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Evaluaciones regulares: Revisar el progreso y ajustar estrategias según sea necesario.